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viernes, 9 de julio de 2021

SC-PC19 || Sospecha clínica y desarrollo de IC pos COVID-19

  La sospecha de insuficiencia cardíaca debe ser acompañada con un ecocardiograma Doppler para evaluar estructura y función de cavidades izquierdas y derechas. Un estudio español en un hospital general de la comunidad reportó una tasa baja de empeoramiento de IC (4.4% total) o IC de novo (2%) pos primera ola de COVID-19, a un año de seguimiento en pacientes recuperados. (Maestres y cols. J. Clin. Med.)

  Si las condiciones clínicas y técnicas lo permiten, resulta muy útil el monitoreo hemodinámico ecocardiográfico Doppler no invasivo a través del cálculo de la presión de fin de diástole del VI (E/é > 15), velocidad de contracción (S septum + pared lateral) por Doppler tisular y strain longitudinal global, índices de función ventricular izquierda y derecha (TAPSE, Tei, Strain), presión ventricular derecha y pulmonar (Tiempo acelerac. pulmonar)así como el escaneo ecográfico rápido para evaluar estado de hidratación del paciente.

  El uso de eco-contraste permite detectar, incluso en pacientes con FEy preservada,  la presencia de masas cardíacas en ventrículos y asociado al strain longitudinal se puede evaluar disfunción VI-VD, perfusión miocárdica y reserva de flujo coronario.

  El strain longitudinal global puede estar disminuido con valores -13%. Un strain longitudinal reducido es un fuerte predictor de mortalidad. (Li Y et al. JACC Cardiovasc Imaging). Es oportuno recordar que es una técnica reproducible e independiente del ángulo de insonación, que le otorga mayor sensibilidad y tiene valor pronóstico temprano comparado con DTI. De gran utilidad debido a la complejidad de la geometría anatómica y funcional del VD, asociada a la dificultad que impone la afectación segmentaria, el strain longitudinal (vista 4C focalizada en VD) es un marcador con fuerte correlación con la fracción de eyección VD medida por cardioRNM (patrón oro en volúmenes VI/VD). (Badano L, Muraru D. EHJ)

  Los pacientes que cursaron en estado crítico, pueden inicialmente tener un TAPSE dentro de parámetros, pero pueden presentar strain longitunal anormal que en el seguimiento resulta predictor de mortalidad. (Li y cols) En estos pacientes también resulta de valor pronóstico medir el cambio de área fraccional del VD por la presión sistólica del VD. (Bleakley y cols. IJC ). Todos los parámetros ecocardiográficos asociados a mortalidad fueron evaluados en etapa aguda, pero existe limitada evidencia a mediano y largo término, principalmente en la evaluación seriada de cambios por la estratificación compleja ya que los pacientes tenían distinta severidad del cuadro clínico, con diferencias en los protocolos ecocardiográficos, recibían anticoagulación, uso de biomarcadores e inotrópicos, soporte circulatorio y ventilatorio prolongado.  

  Un subanálisis del registro internacional HOPE COVID-19 detectó el antecedente de 4,2% de FAu. La mayoría de los pacientes cursaron la enfermedad con FAu y a los 60 días todos tuvieron mayor morbi-mortalidad por todas las causa. Es esperable que aumente la incidencia y cronicidad de IC pos C-19. (Uribarri A y cols. Estudio HOPE COVID-19)


Sospecha clínica y desarrollo de IC pos COVID-19: IC aguda de novo por invasión viral, inflamación / trombosis; Descompensación de IC previa; Evolución a IC crónica

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